Desde que compré el reproductor de libros electrónicos, escasean los de papel en casa. Esto no me he traido problemas hasta hace un par de semanas, cuando salí de viaje por la Patagonia con la carpa y con el miedo de romper el frágil aparato. Rebuscando la biblioteca entre los libros de papel que jamás leí y que están llenos de polvo y que probablemente sean un fiasco, lo que más me tentó fue una versión resumida de Los Miserables, de 250 páginas y encuadernación de bolsillo. «Zafa para el verano», pensé.
Grave error. Les informo a todos que la versión resumida de Los Miserables no solo es la peor versión resumida que jamás leí (ostento también la del Tao, muy buena, y de la Divina Comedia, regular), sino probablemente el peor libro que llegué a terminar de leer en toda mi vida.
Imaginen una telenovela venezolana, la peor, y le pegarán en el palo. Casualidades bizarras, encuentros fortuitos en el lugar y el momento justos que se repiten hasta la exasperación, buenos insoportablemente buenos y malos espantosamente malos, sentimentalismo barato y lacrimógeno, y apenas una o dos frases medianamente inteligentes o apenas rescatables en, repito, 250 páginas.
Para peor, el editor dice en el prólogo que, si bien la obra original es maravillosa (!!), él en persona se encargó de recortar las «descripciones un tanto grandilocuentes» de Hugo. No quiero siquiera intuir lo monstruoso que puede llegar a ser el mamotreto completo.
Prometo no tocar por mucho tiempo nada de este mamerto ni de Alejandro Dumas ni de ningún francés del siglo XIX (salvo Flaubert).
Deja una respuesta