Son esas cosas que uno no se espera, que llegan un día como mierda de pájaro.
Ayer llegó una carta a casa. La carta es de la empresa TCC, la empresa de televisión por cable TCC. La carta dice:
«En el día de la fecha hemos constatado una conexión de TV Cable que ingresa en su domicilio, que no figura en nuestros registos.
La misma queda debidamente documentada mediante fotografía realizada en presencia de la autoridad competente.
Informamos a Ud. que se ha promulgado la ley Nro. 17.520 que tipifica como delito las conexiones ilícitas de TV para abonados y los sanciona con prisión o multa»
En hoja adjunta, repiten lo formulado y agregan:
«Ante la constatación de la existencia de una conexión ilícita de TV por Cable, procede que regularice su situación en el plazo de 5 días, a contar de la fecha (sic). A tales efectos deberá comunicarse con el Sr (…) al tel (…) quien le facilitará los trámites pertinentes»
Por último, incluyen copia de la ley 17.520 y de la ley 18.383, las cuales hablan de penas de 80 a 800 unidades reajustables de multa o prisión equivalente.
Ya sé lo que están pensando, pero no se apuren. Ahora viene la historia, y luego volvemos a la carta.
La historia es sencilla. En enero de 2007 alquilé un apartamento, en el cual vivo todavía. El dueño tenía una conexión de TV por cable perfectamente legal en la empresa Montecable y, antes de dejar la casa, dio el servicio de baja. Las facturas dejaron de llegar (de hecho, jamás vi una factura), pero los encargados de la desconexión nunca vinieron.
Todo quedó desde entonces tal cual estaba, hasta que ayer llegó la carta. Poco después de recibirla, me comuniqué con el señor de la empresa, el mismo que figuraba en la carta. Llamémosle «Señor G». El señor G me explicó que yo me había colgado del cable, lo cual negué rotundamente. El señor G afirmó entonces que bien podía ser que yo no me hubiera colgado, que se hubiera colgado la persona que vivía antes, pero que de todos modos yo estaba recibiendo la señal y la estaba usufructuando, que tenía forma de probarlo, y que mi situación legal era seria. De todas formas, me dijo, ellos me daban una última oportunidad. Esta oportunidad consistía en que yo me abonara a la empresa TCC, hecho lo cual ellos no actuarían judicialmente. En caso contrario, harían la denuncia, lo cual implicaría procesamiento penal, allanamientos, multa e incluso prisión. Yo, amablemente primero, y luego con energía, le dije que no me interesaba la TV por cable, que nunca me había interesado la TV por cable, que no tenía el más remoto interés en contratar ningún servicio de TV por cable y que por favor no me amenazara ni me extorsionara. Con un cortante «Buenas tardes» terminó la conversación.
Ahora, los comentarios y reflexiones:
1) No sé si notaron que el dueño del apartamento tenía TV de la empresa Montecable, mientras que la carta amenazatoria es de TCC. Curioso, ¿no? Según mis averiguaciones, esto tiene su origen en que tanto Montecable como TCC como Nuevo Siglo hacen las conexiones a través de la misma empresa, Equital S.A. ¿Alguien dijo monopolio?
2) El tono intimidatorio del señor G es digno de resaltar. Evidentemente, es el tono adecuado para amedrentar. Luego del amedrentamiento, me hostigó para que me decidiera en ese mismo momento a afiliarme a la empresa. Yo le dije que no me interesaba y, enfáticamente, le dije que si no quería que hubiera una conexión en mis techos, vinieran a sacarla. «Jaja, no es así como a vos se te ocurra», dijo en tono de burla el señor G, «acá o te ‘regularizás’ o procedemos judicialmente». El señor G lo planteaba como un acto de bondad y de caridad, una oportunidad única que nos daba gracias a su magnanimidad. El mismo método, por otra parte, que usan todos los extorsionadores en todas partes del mundo.
3) Creo que está claro por qué es una extorsión. Un servicio se da de baja, la empresa no viene a sacar los cables que tiene la obligación de sacar, y luego, pasado un tiempo, otra empresa del mismo monopolio me acusa de tener una conexión clandestina. Es decir, me acusa de lo que ellos mismos (con otra marca) omitieron hacer. Y luego me extorsiona, me amenaza con ir preso ¡¡¡si no me afilio a su servicio!!!
4) Por supuesto, ya comencé a moverme para, dentro de mis humildes posibilidades, hacer frente al poderoso imperio de la TV por cable. La relación de fuerzas, admitámoslo, no está de nuestro lado. Pero veamos. Defensa del consumidor recibió mi queja y dijo que se va a comunicar con la empresa y va a hacer «lo posible». Montecable admite que el dueño de este apartamento fue abonado y que dio de baja el servicio, y admiten «no haber podido coordinar» la desconexión (cosa que, por otra parte, parece ser algo habitual en este tipo de empresas). El lunes, entonces, vendrán a hacer la desconexión, después de ¡¡¡4 años!!!
5) Por último, queda tratar de entender cómo funciona el sistema de cazabobos. Las empresas de cable se «olvidan» de desconectar a los abonados que dieron de baja el servicio. Luego, contratan a señores que detectan conexiones que no figuran en los registros y, sin chequear en lo más mínimo la situación, derivan el caso a un departamento jurídico/intimidatorio que se dedica a mandar las cartas de amenaza y a amedrentar a los bobos. Así, esperan que un buen número de bobos tenga miedo, ya sea de ir presos o de tener que soportar allanamientos, gastos de abogados, etc, y se suscriban como corderitos asustados. A los corderitos que no se asustan, habrá que ver si les mandan a la justicia para aleccionarlos, o si se olvidan del tema. También habrá que ver (experimentaré en carne propia) si los organismos regulatorios y la justicia de este país funcionan defendiendo el bien común o si son, como en tantos otros países, un brazo más del poder del imperio de las grandes empresas.
6) Pero no se preocupen, señores de TCC, el servicio que ustedes dan es obsoleto, su modelo de negocio va a desaparecer, su modelo abusivo y extorsivo de negocios va a desaparecer más pronto de lo que se imaginan. Aparece la TV digital terrestre y la TV satelital libre y la TV por Internet y se me hace que ustedes tienen miedo. Tienen que estar muy nerviosos para salir a amedrentar a miles de personas. Tienen que ser muy mediocres para salir a amedrentar a miles de personas. El imperio de ustedes se está deshilachando y tienen que tener un miedo bárbaro para salir a amedrentar a miles de personas. Ya se viene la ley de medios y tienen que tener un miedo bárbaro, ya se viene la gente que se da cuenta de que hay que hacerse cargo colectivamente de la TV, que se da cuenta de que el servicio que dan ustedes es artificialmente caro y mediocre y obsoleto, de que no son las empresas sino la ciudadanía la que tiene que hacer las leyes (y no como pasó con la infame ley 17.520), que se da cuenta de que, dentro del término cazabobos, no quiere ocupar el lugar de la segunda pieza léxica.
Saludos! JG.
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