Primero, lo importante: este blog se acaba de mudar acá desde Blogger. La mudanza la hago con todos los posts incluidos, salvo un par que borré por malos. La razón de la mudanza es que hace unos días me iluminé y me di cuenta de que no necesitaba pedir prestado alojamiento a Blogger. En el hosting que alquilo para el sitio de Ártica puedo alojar tantos sitios como quiera.
Lo más divertido de todo es que este blog no se mudó a cualquier parte. Se mudó, como verán, a Tokelau. Eso y no otra cosa es el dominio .tk. Tokelau, además de un archipiélago de 3 atolones, 10 kilómetros cuadrados y 1500 habitantes, es también una de las pocas jurisdicciones que ofrece dominios gratuitos a gente de cualquier parte del mundo. Otra, por supuesto, es Argentina. Pero Tokelau ofrece la ventaja de no pedir ningún dato personal.
En esta noche de calor, en definitiva, mandé a Blogger a la mierda. El mismo Blogger cuyo filtro antispam dio falso positivo y bloqueó mi blog durante una semana en la que no supe si iba a poder recuperar todo, algo o nada de mis posts. El mismo Blogger que nos cuida día y noche, a pesar de que no se lo pedimos.
En esta web versión 2012, me pareció prudente la decisión. Esta web 2012 de censura y de persecuciones. Esta web bombardeada por el FBI a pedido de un puñado de monopolios empresariales. Una web sitiada y maltrecha que así y todo sigue siendo todavía hermosa.
Por supuesto que mi nueva situación no me asegura nada. Nada impide que la empresa de dominios tokelauanos me quite el subdominio cuando se le cante. Nada impide que el hosting que alquilo, cuyos servidores están en Estados Unidos, me cancele el servicio a piacere. La solución más radical, por supuesto, sería tener un servidor propio o comunitario, lo cual trae también sus propias dificultades. En cualquier caso, el riesgo ahora está un poco más distribuido. O eso creo.
De todas formas, qué digo. Mi blog es, lo mire por donde se lo mire, una pinturita. Ya me hubiera gustado que Google me censure. A decir verdad, el hecho de que no me hayan censurado es casi una afrenta. Una recordación de que este diario personal es como una gelatina light preparada con más agua que la que dice el paquete. Nunca gente desnuda, nunca copias truchas del nuevo Photoshop, nunca amenazas a la seguridad del presidente Obama. Apenas un par de links atrevidos en dos años de posteos esporádicos.
Me gustaría ser más audaz, pero para eso tendría que crear un blog anónimo. Al fin y al cabo, así es como nació este y como se mantuvo durante un tiempo, hasta que las ganas de figurar pudieron conmigo y terminé suplicándole a todo el mundo que me hiciera propaganda. Ya ven cómo terminan las ansias de anonimato; nada me garantiza que un nuevo blog anónimo no termine de la misma manera.
Aprovecho la mudanza para cambiar el nombre del blog. A partir de ahora se va a llamar, al menos hasta que encuentre un nombre mejor, Axaxaxas mlö. Papelitos ya me tenía los huevos llenos. Cuando recuerdo un título como “Los papeles salvajes”, de Marosa di Giorgio, pienso en lo pelotudo que hay que ser para escribir “papelitos”, así en diminutivo. Ya sé, en su momento el sentido estaba en que el blog venía a remplazar a los talonarios chiquitos que yo usaba para escribir ideas sueltas. Era algo simple y descriptivo. Pero ahora ya no escribo ideas tan sueltas ni tan breves, así que lo de Papelitos parece más una grasada cursi que cualquier otra cosa.
Axaxaxas mlö no es mucho mejor. Es simplemente una cita más o menos rebuscada de Borges. No quiere decir nada y esa es un poco la gracia que le veo. Por lo demás, la cita está sacada de La biblioteca de Babel, un cuento que no tiene nada que ver con todo lo que escribo acá ni tampoco con la idea que quiero transmitir sobre cómo debe leerse este blog. Hace referencia al sinsentido de una hipotética biblioteca cuyos libros contienen todas las variaciones de los símbolos ortográficos. Y el chiste es que se repite en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, donde las palabras «axaxaxas mlö» forman parte de una frase que usa Borges para analizar el idioma idealista que le inventa a Tlön.
Mi dificultad para encontrar títulos no es un asunto nuevo. Ya tuve varios blogs que desaparecieron, uno de los cuales se llamó (perdón) “Sus medias negras”, y el otro, “El jorobadito”. Un día voy a escribir un post sobre la experiencia catastrófica de El jorobadito. Les puedo adelantar que un día, simplemente, tuve que huir.
Bueno, hola. Espero que este sea, para alegría mía, el último post de mi vida en Blogger y el primero de una larga estadía en Tokelau.
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