Hace una semana me llega mail de un amigo con título: “Chequeá esto cuando puedas”. En el cuerpo del mensaje solamente hay un enlace: http://isis.bibna.gub.uy/imagenes/
Al principio no entiendo demasiado. Veo que hay una lista de archivos. Los archivos son imágenes. Las imágenes son fotos. Las fotos son antiguas. La lista tiene unas 300 fotos, pero al pie de las fotos hay enlaces a más carpetas. Las carpetas tienen los nombres de los departamentos de Uruguay. Adentro de cada departamento hay centenas y hasta miles de fotos.
Vuelvo al inicio. La dirección web que me pasó mi amigo resulta que es de la Biblioteca Nacional de Uruguay: http://bibna.gub.uy/
La Biblioteca Nacional tiene un buscador de libros, folletos y diarios: http://isis.bibna.gub.uy
Hago una, dos, diez búsquedas y no logro dar con ninguna de las fotos de la lista. Voy al sitio de inicio de la biblioteca nacional y tampoco logro encontrar ninguna manera de acceder a las fotos. Le pregunto a mi amigo. Mi amigo dice que hay que loguearse. No encuentro la forma de loguearme, pero entonces digo qué más da, me bajo todas las fotos y listo.
Voy al sitio web de Flashgot. Me bajo el plugin para Firefox. Voy de nuevo a la carpeta de imágenes y aprieto descargar todo. Espero. Las fotos se descargan. Hago lo mismo para cada una de las carpetas.
Dos horas después, tengo en mi computadora más de 11 mil fotos, 1,4 gigas de fotos históricas.
Tuiteo el enlace de la carpeta de fotos. 7 personas retuitean. 15 favoritean. Alguien me responde que programó un script en Ruby para descargar automáticamente las imágenes. Nunca nadie me dio tanta bola en Twitter.
Me caliento y me digo por qué carajo la Biblioteca Nacional no pone esas fotos a disposición de todo el mundo de manera fácil. Son fotos viejas. Muchas, la mayoría, en dominio público.
Pienso en hablar con la gente de la Biblioteca Nacional para animarlos a liberar las fotos. Pienso de nuevo y llego a la conclusión de que si no lo hicieron hasta ahora, poco puedo hacer yo para convencerlos.
Pienso en pedirles permiso para subir las fotos yo mismo. Pienso de nuevo y llego a la conclusión de que quien pide permiso se arriesga a que se lo nieguen.
Pienso si al liberar las fotos no estaré haciendo algo malo o prohibido. Pienso de nuevo y llego a la conclusión de que si difundir y hacer accesible el patrimonio histórico de un país es algo malo o prohibido, el que tiene un problema no soy yo sino todos los uruguayos.
Subo las fotos a Flickr. Las ordeno por departamento. Me lamento de que las fotos no tengan metadatos que sirvan para contextualizarlas mejor. Me pregunto quién carajo puede digitalizar fotos para una biblioteca nacional y olvidarse de ponerle metadatos.
Tuiteo el enlace a la galería de Flickr. 11 personas retuitean. 14 personas favoritean. En 2 días bato mi propio récord.
Alguien hace un post sobre el hallazgo. La persona que programó el script en Ruby ahora me dice que programó también una galería para ver las fotos en la propia computadora, sin conexión a Internet. El director del diario El Corresponsal de Canelones informa que la mayor colección de fotos antiguas del Uruguay, antes ocultas en la Biblioteca Nacional, se encuentra ahora a la vista.
Me puedo ir a dormir tranquilo.
PD: La gente empieza a identificar detalles de las fotos y dejar comentarios. Una persona descubrió el pescadito de Óptimo. Otra persona, ante el sombrío set de fotos de la guerra del Paraguay, llama a la reflexión «para no olvidar el gran error histórico de Uruguay en haber intervenido en esta guerra, una mancha para nuestra historia». Otra persona encontró a su padre. Y hubo quien preguntó si no había una manera fácil de descargar todas las fotos juntas. Acá están en un archivo .zip
PD2: La voz se corrió y un periodista me escribió para hacerme una entrevista. El resultado se puede leer acá y acá. A los pocos días, me contactó una funcionaria de la Biblioteca Nacional. Me comentó que las fotos pertenecen a la colección de Aníbal Barrios Pintos y que se puede acceder a ellas en el sitio web de la Biblioteca (no sin una enooooorme dificultad, hagan la prueba) desde acá. La buena noticia es que, gracias a la repercusión que tuvo el asunto, la funcionaria no planteó ninguna objeción a que las fotos sigan circulando libremente por Internet. Ganó la cultura libre. 😀
PD3: Casi 3 años después (ya andamos en 2017), otra buena noticia que cierra la parábola con un final feliz: la propia Biblioteca Nacional inauguró un repositorio de colecciones digitales. Un repositorio en serio, no como el catálogo pésimo en el que antes estaban escondidas las imágenes. El nuevo repositorio incluye la colección Aníbal Barrios Pintos con sus más de 10 mil fotos en alta, altísima resolución y con la información completa de cada foto. Para descargar, sin restricciones. A veces parece que romper los kinotos sobre la importancia del acceso al patrimonio tiene sus efectos a corto, mediano o, como en este caso, a largo plazo. 😀 😀
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