Y si acá derrochaba un optimismo sentimental y exaltado anunciando que más pronto que tarde los medios de producción pasarían al pueblo y la injusticia moriría para siempre, ahora se me hace que no me faltaba un poco de ingenuidad y que mis deducciones eran, por así decirlo, un tanto infantiles, sobre todo cuando creo ver un poco más claro y me encuentro con que las nuevas formas de acumulación no están basadas en la propiedad de los medios de producción y la explotación de trabajo asalariado, sino en la lisa y llana obtención de rentas financieras, inmobiliarias y patentes por parte de una nueva clase compuesta ya no por burgueses sino por verdaderos señores, en una especie de neofeudalismo donde los flamantes siervos, sea cual sea nuestra actividad productiva y a pesar de contar con los medios de producción, tenemos que pagar tributo por existir.
Como dice Sandino (Núñez, no el de Nicaragua), estamos frente a «señores y no patrones«.
Y si es así, entonces, no nos podemos contentar con tener los medios de producción, sino que vamos a tener que pelear largo y duro contra los señores y arrancarles sus privilegios.
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