De las cosas curiosas de este mundo, una de las que más me conmueve es la referida a los insólitos nichos que encuentran el socialismo y el comunismo en su camino errático hacia la Revolución.
Y es que si hay un lugar donde hoy en día está claramente prohibida la plusvalía, ese ámbito no es otro que el de la prostitución. Lo que quiero decir es que en Uruguay, como en tantos otros países, no está prohibida la prostitución, pero sí está prohibida la obtención de un beneficio económico a partir de la prostitución de otra persona, aun si hay consentimiento de ambas partes. El proxeneta es digno de sanción porque obtiene un beneficio indebido por el sometimiento de otra persona a un trabajo denigrante e insalubre. Nada diferente de la enorme mayoría de las relaciones laborales en nuestra sociedad. Uno tiende a creer, entonces, que la persecución a los cafishos es solamente la punta de lanza de la propagación del comunismo por el mundo.
Pero atención en las filas burguesas, porque la ola antimercantilista avanza y tiende a implantarse en nuevos e impensados ámbitos. Hablo, aunque cueste creerlo, de la legislación del faso. Pasada la fiebre de la guerra a las drogas típica de los años 80 y 90, ahora en muchos países se están presentando proyectos de despenalización de la marihuana y otras sustancias. Lo interesante de estos proyectos es que despenalizan únicamente la autoproducción para el consumo, pero no la producción comercial para la obtención de un rédito. Más audaz aún es una de las versiones que circulan del proyecto uruguayo de despenalización, el cual plantea la legalización de clubes comunitarios de productores de cannabis, mientras que mantiene las penas actuales para los eventuales comerciantes de drogas. Es decir: todos tenemos derecho a consumir el producto; lo que está prohibido es la producción comercial y el lucro extraordinario.
Una legislación puede ser casualidad. Dos, ya no.
Repito: atención capitalistas, que la fiebre comunista avanza por rieles arrumbados y circunvoluciones sórdidas. Si un día resulta que la legislación en temas de puterío y de faso se propagan, sus horas están contadas.
Deja una respuesta