«Yo no digo amén, yo digo carajo».
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El instinto de muerte
Según Freud, existe en la vida orgánica una compulsión inherente por restaurar un estado anterior de cosas (es decir, el estado inorgánico) que la materia viviente fue obligada a abandonar bajo la presión de fuerzas exteriores perturbadoras. Esta tendencia regresiva sería una expresión de la inercia en la vida orgánica. Freud se anima a la siguiente explicación hipotética: en la época en que la vida se originó en la materia inorgánica, se generó una tensión de la que el organismo recién nacido procuró aliviarse regresando a la condición inorgánica. En el primer estado de la vida orgánica, morir era muy fácil. Los chispazos de vida se apagaban tan pronto como aparecían. Pero gradualmente, influjos externos (relacionados con la historia geológica de la Tierra) obligaron al organismo a tomar caminos más largos y complicados hacia la muerte.
Resumiendo, el ente vive una tensión irremediable a partir del nacimiento del estado orgánico. Experimenta que la vida es menos satisfactoria, más dolorosa, que el estado precedente y trata de aliviar el trauma de la vida mediante la regresión.
Es decir, habría algo así como un «deseo» de la materia en su conjunto, no solo de la materia viva sino también de la inorgánica. Y además habría una continuidad y una no diferencia esencial entre lo orgánico y lo inorgánico, que es lo mismo que decir entre las rocas y cada uno de nosotros.
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El proceso de escritura
Quiero decir algo. Busco entre mis vivencias aquellas que me permiten decirlo. Las escribo. Luego me doy cuenta de que algunas vivencias se repiten, se anulan o no tienen la fuerza expresiva suficiente. Borro entonces lo que es redundante, reescribo lo que no tiene fuerza. En esa reescritura, los hechos reales se deforman. Pero de todos modos digo la verdad, porque los cambios son solamente para comunicar mejor aquello que quería decir al principio. Al deformar los hechos no me traiciono, sino que me soy más fiel. Digo una verdad más profunda que la de la realidad.
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Mariano Llinás: el Orson Welles de la Pampa
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¿Qué es lo frívolo? ¿Qué es lo esencial?
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Todos los lugares deseables están infectados de turistas. Solamente nos queda la noche.
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Locos son otros
Terry Gilliam, Tim Burton: ¿qué es lo loco de esta gente? Locos y geniales son Makhmalbaf, son Pasolini, son Godard…
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